Sepelios

Nacemos en Dios, dando gracias por el regalo de cada nueva vida. Y morimos en Dios, despidiendo en fe y esperanza a quienes nos preceden en el camino a la casa del Padre (Juan 14:2).

En una ceremonia que puede tener lugar en el templo, en una casa velatoria, en una vivienda o en el lugar donde la persona será sepultada o cremada, se despide a la persona fallecida, dando gracias por su vida y compartiendo palabras de consuelo para quienes lloran su partida.

La muerte no tiene la última palabra, vivimos en la esperanza de un nuevo comienzo, de una vida que adquiere eternidad al poner la fe en Aquel que venció con su resurrección a la muerte.